martes, 21 de mayo de 2013

LA PRINCESITA QUE BUSCÓ LA FELICIDAD



Erase una vez una princesita muy linda, a quien sus padres  le adoraban en exceso que a su menor capricho era satisfecha sin demora.

Sin embargo la princesita lloraba sin cesar, porque se sentía desgraciada.
- Busco la felicidad y no la encuentro -  decía desconsolada.

Una mañana muy temprano la princesita huyó del palacio para conocer el mundo. Caminó mucho por los campos, y al fin sintiéndose cansada se sentó en el tronco caído de un árbol y pensó:
- Si yo encontrara la felicidad, con gusto dejaría de ser princesa, bella y poderosa.

Apenas había acabado de decir estas cosas, vio acercarse una mendiga casi desnuda, ciega y encorvada por la edad y el sufrimiento.
- Niña – dijo la mendiga – me muero de frío. Déjame abrigarme en tu manto.

La princesa se quitó el abrigo de pieles y le entregó a la mendiga.
- Mis hijos - dijo entonces -  se mueren de hambre. Dame algo para alimentarlos y vestirlos.

La generosa niña le dio su collar de perlas, su brazalete de brillantes y cuanto tenía de valor.

- Gracias – dijo la mendiga. Tú debes ser un hada poderosa. ¿Qué me das para recobrar la vista que he perdido?
- Mis ojos – contestó la princesa. Y con sus dedos de rosa quiso arrancarse los ojos para darle a la mendiga.

Ya iba a dar la princesa la limosna de sus ojos y en eso llegaron dos soldados que la buscaban y la llevaron al palacio. Los padres al verla casi desnuda, creyeron morir de dolor, pero ella les dijo:
- He hecho un sacrificio, y en ves de causarme dolores, me ha dado la felicidad.